Andrés Cañizález, autor en Radio Fe y Alegría Noticias /author/andcazal/ Tue, 14 Mar 2023 17:03:14 +0000 es hourly 1 https://wordpress.org/?v=5.9.5 /wp-content/uploads/2019/04/cropped-FAVICON-32x32.png Andrés Cañizález, autor en Radio Fe y Alegría Noticias /author/andcazal/ 32 32 Una mirada teórica al fenómeno de las migraciones /una-mirada-teorica-al-fenomeno-de-las-migraciones/ Tue, 14 Mar 2023 09:10:00 +0000 /?p=234722 "La teoría apuntaba, décadas atrás, a escenarios de equilibrio en los cuales prácticamente cesarían las migraciones".

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En este artículo compartiremos un análisis crítico a partir de la revisión inicial de las teorías de la migración del doctor Joaquín Arango, catedrático de la Universidad Complutense de Madrid. Hemos visto el vídeo hecho por el experto para El Colegio de la Frontera Norte, Tijuana (México), titulado “Primeras perspectivas teóricas en migración”, y asimismo hemos leído su artículo académico “La explicación teórica de las migraciones: Luz y sombra”, publicado en 2003 en el primer número de la revista Migración y Desarrollo.

En ambos coincide Arango en presentar una introducción sobre los orígenes en los intentos de teorizar el fenómeno migratorio, ubicar históricamente a algunos autores y enfoques conceptuales, y seguidamente detenerse y desmenuzar la teoría económica neoclásica aplica a la migración. Tras su repaso, el catedrático español termina por mostrar los límites e insuficiencias de esta teoría para explicar los procesos migratorios internacionales de la actualidad.

Arango también es el autor de otro texto, “Las ‘Leyes de las Migraciones’ de E. G. Ravenstein, cien años después”, publicado en 1985 y que justamente tiene conexión con la discusión.

Marcado por el positivismo de su época, Ravenstein -nos recuerda Arango- intentó aplicar (y allí está su límite) a asuntos humanos y sociales la idea de leyes de las ciencias naturales, provenientes del mundo de la física, la química o la biología. Los positivistas, a fin de cuentas, no concebían que un fenómeno existiese sin unas “leyes” que ayudarán a explicarlo. Reconociendo tal limitante, no puede dejarse de lado que Ravenstein, con una mirada empírica, caracterizó las migraciones que estaban ocurriendo en su tiempo.

Esto precedió a lo que sí constituye una verdadera época de teorización, a partir de los 1960 teniendo en primer término la explicación económica neoclásica. No se trata, esto lo recalca el estudioso español, una teoría específicamente pensada “para el fenómeno migratorio, sino una aplicación a este terreno del paradigma económico neoclásico”, basando para ello “en principios tan conocidos como la elección racional, la maximización de la utilidad, los rendimientos netos esperados, la movilidad de factores y las diferencias salariales”.

En el plano micro, esta teoría ofreció explicaciones del por qué los individuos migran. Se tratan, según esta perspectiva, de decisiones individuales y racionales, donde cada individuo evalúa costes y beneficios y determina la ventaja neta (de irse o quedarse). No puede obviarse, como lo precisa Arango, que nace con un precedente directo, las migraciones internas de los trabajadores en Europa.

Entretanto, en el plano macro, los procesos migratorios se originan por “la desigual distribución espacial del capital y del trabajo. Existen países o regiones abundantes en capital y otros son intensivos en trabajo (mano de obra). La teoría apuntaba, décadas atrás, a escenarios de equilibrio en los cuales prácticamente cesarían las migraciones. Tal cosa, a la luz de la realidad actual, dejó desfasado a este enfoque teórico.

El fenómeno contemporáneo de las migraciones internacionales no encuentra posibilidad de explicación en esta teoría neoclásica, dado que en la actualidad las personas dejan su país de origen por razones económicas (para mejorar sus condiciones), pero cada vez se observa la urgencia de salir para -literalmente- salvar sus vidas, como lo ha enfatizado otro experto en el tema, el doctor Douglas Massey.

Asimismo, la teoría neoclásica no ayuda a explicar porque las mayorías no migran, pese a la precariedad económica que se observa en muchos lugares del mundo. No hay en esta teoría un abordaje sobre aquellos factores que fijan o retienen a las personas en su lugar de origen, aunque dicho espacio o ámbito esté atravesado por adversidades o crisis de diverso tipo.

Otro cuestionamiento que hace Arango es lo que denomina el “carácter unidimensional” que tiene esta teoría para explicar la migración, enfocado exclusivamente en los factores económicos. Resalta, en términos negativos, “la exclusión de la dimensión política en una época en la que su importancia ha ido en aumento”.

Partiendo de reflexiones de Arango sobre los cambios profundos que registran las migraciones internacionales, estamos en una nueva era que tal vez requiera nuevos anteojos teóricos para aproximarse a este fenómeno global.

“De manera progresiva ha ido tomando forma un nuevo mapa mundial de flujos y conexiones, marcadamente distinto del que prevalecía con anterioridad”, sostiene Arango, y junto a esto, “la composición de los flujos migratorios es incomparablemente más heterogénea, tanto en lo que respecta a las procedencias de los migrantes como a sus características personales”.

Todo esto abona a la tesis del autor, que no es otra cosa que las limitaciones de la teoría económica neoclásica para explicar y comprender las migraciones internacionales en el mundo contemporáneo. Hay sin duda un gran desafío reflexivo y teórico allí, para analizar el fenómeno migratorio contemporáneo.

Andrés Cañizález es periodista y director de Medianálisis. @infocracia

Las opiniones expresadas en la sección Red de Opinadores son responsabilidad absoluta de sus autores

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Junior Parra conoció el dolor, pero también la bondad como migrante en Perú /junior-parra-conocio-el-dolor-pero-tambien-la-bondad-como-migrante-en-peru/ Sat, 04 Feb 2023 11:00:00 +0000 /?p=225071 "Desesperado, como nos lo confesó cuando lo entrevistamos, el joven periodista Junior Parra salió de su Barquisimeto natal en 2017"

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Desesperado, como nos lo confesó cuando lo entrevistamos, el joven periodista Junior Parra salió de su Barquisimeto natal en 2017. Su papá estaba internado en un hospital y se requerían recursos para salvarle la vida. Así emprendió su travesía.

Junior hizo maletas y tomó un bus con mucho convencimiento, pero también acompañado del miedo. A los 21 años nunca había salido del país, pero la necesidad y el amor fueron sus principales motores. Su papá esperaba una operación de corazón con carácter de urgencia. Emprendió viaje a Perú.

La desesperación, en su caso, constituyó esa suerte de punto de inflexión que le impulsó a migrar. Sin opciones de encontrar, dentro de Venezuela, con los recursos económicos necesarios él apostó al cambio, sin tener mucha claridad de todo lo que aquello le generaría.

En su plan, al salir de Barquisimeto, era estar medio año en Perú y regresar. Su regreso, en verdad, se dilató por 5 años. Sólo en 2022 pudo volver de visita. Cuando le entrevistamos para la serie de Radio Migrante, en junio del año pasado estaba de visita en el país.

Salió teniendo en planes llegar a Lima, donde sería recibido por unos amigos. En el ínterin perdió la comunicación con estas personas, se quedó sin dinero y no pudo llegar a la capital peruana. Alcanzó a llegar a Piura, al norte de Perú, exactamente a 485 kilómetros de la frontera con Ecuador.

“A los 10 días de estar allá mi papá murió, no pude lograr el objetivo de operarlo”, sintetiza Junior lo que fue un gran dolor. “En medio de una depresión y sin tener nada de dinero, terminó prácticamente en una situación de calle”, contó Junior desde Barquisimeto, ciudad a la que regresó de visita para ver a su mamá luego de cinco años.

Durante varios días estuvo completamente en la calle, sin dinero, sin medios para comunicarse, sin conocidos en Piura, y además estando en medio de la tristeza por la muerte de su padre.

Instalado en un mercado, cercano a la terminal de buses a la que llegó a Piura, este joven comunicador social se protegía con cartones, mendigaba comida (le daban principalmente frutas) y tomaba agua de los baños públicos.

Así pasó una corta, pero muy dura vivencia personal. Providencialmente, y fue así sin exageración, esta situación cambió gracias al apoyo que le dio una señora peruana, quien le rescató.

En Perú, cuenta, ha vivido lo amargo del dolor, pero también la dulzura de la bondad: “Un día estaba sentado en la acera mientras llovía, una señora peruana me llevó a su casa y me consiguió empleo, fue como un ángel. Aún mantengo contacto con ella”.

Su historia de dolor y agradecimiento, sin embargo, no terminó en Piura. Junior decidió mudarse a Lima para estar junto una prima que recién había migrado y le planteó la posibilidad de vivir juntos y de apoyarse mutuamente en la capital peruana.

Un año después, esta prima fue diagnosticada de leucemia y falleció. Este otro hecho doloroso estuvo acompañado de una puerta que se abrió para él y que es la razón por la que decidiera permanecer en Perú.

En la etapa de tratamiento de su prima, Junior nos contó que él la acompañaba: “Yo la llevaba cuatro veces a la semana al hospital y gracias a eso conseguí trabajo allí; primero de mantenimiento y desde hace dos años pasé a la parte administrativa. Las cosas han mejorado desde entonces”.

Andrés Cañizález es periodista y director de Medianálisis. @infocracia

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¿Qué cambia con la decisión de Costa Rica? /que-cambia-con-la-decision-de-costa-rica-de-restablecer-relaciones-consulares-con-venezuela/ Tue, 31 Jan 2023 09:55:00 +0000 /?p=224027 Costa Rica y Venezuela, como ocurrió con decenas de países americanos y europeos, rompieron relaciones en 2020. Fue la época en que la presidencia interina de Juan Guaidó parecía encaminada a lograr una transición democrática, con el empuje que le daba la Casa Blanca, entonces bajo el mando de Donald Trump. Los tiempos han cambiado, […]

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Costa Rica y Venezuela, como ocurrió con decenas de países americanos y europeos, rompieron relaciones en 2020. Fue la época en que la presidencia interina de Juan Guaidó parecía encaminada a lograr una transición democrática, con el empuje que le daba la Casa Blanca, entonces bajo el mando de Donald Trump.

Los tiempos han cambiado, y Costa Rica ha dado un paso que posiblemente sea el esquema que sigan otros países: reabrir las relaciones consulares, pero dejar en el congelador las relaciones diplomáticas plenas. Por ahora, según el mensaje dado por el presidente Rodrigo Chaves y el canciller Arnoldo André no habrá embajador costarricense en Caracas.

Costa Rica, bajo el gobierno de Carlos Alvarado, en 2020 rompió completamente sus relaciones con el gobierno de Nicolás Maduro, luego de que éste le retirara las credenciales al entonces encargado de negocios costarricense en Caracas, Danilo González, quien era el representante de más alto rango. El chavismo reaccionaba de esa forma a la decisión de San José de reconocer a Guaidó.

Las cosas han cambiado, sin duda alguna. La propia desaparición del gobierno interino, por decisión de la misma Asamblea Nacional de 2015, ha terminado por allanar la decisión de Costa Rica.

La disolución del interinato facilita, por un lado, un acercamiento al gobierno de Maduro, pero limitado al tema consular, enfocado en facilitar trámites en doble sentido; y por el otro, no hubo una decisión de la cancillería del país centroamericano para desconocer a Guaidó. Diplomáticamente hay una relación no plena entre los dos países, que podría prolongarse de manera indefinida.

El propio presidente Chaves, luego de que el canciller hiciera el anuncio este 25 de enero, terció en el asunto para dejar claro que el objetivo de la decisión era facilitar trámites a los venezolanos en Costa Rica, más de 100 mil según el gobierno; y, asimismo, prestar asistencia a los costarricenses que residan en Venezuela.

El primer paso será reactivar el consulado en Caracas, que estuvo ubicado usualmente en las inmediaciones de la plaza Altamira, en el municipio Chacao. No hubo confirmación sobre la sede consular en Venezuela ni una fecha exacta de reinicio de las actividades consulares.

Como consecuencia del cese del interinato de Guaidó, renunció María Faría, representante de la Asamblea Nacional de 2015 y reconocida por el gobierno de Alvarado como embajadora de Venezuela. Según la cancillería, Faría tras su renuncia, cerró la atención consular a venezolanos en San José.

De acuerdo con el presidente Chaves, existen unos 25.000 venezolanos que cuentan con expediente en la Dirección de Migración, pero -y esto es lo más preocupante- existen alrededor de 94.000 solicitudes pendientes. Se supone que muchas de estos venezolanos salieron, por ejemplo para ingresar por vía terrestre a Estados Unidos entre 2021-2022, pero en la práctica miles de migrantes están sin poder actualizar su estatus migratorio.

Al contrario de otros países, que le han dado validez a los pasaportes venezolanos aun estando vencidos, Costa Rica acepta como válidos los documentos de identidad emitidos por Venezuela hasta un día antes de su vencimiento.

Sin un servicio consular en San José, conectado por ejemplo con el Saime en Caracas, difícilmente un venezolano con pasaporte vencido podría completar el proceso para la residencia temporal o permanente ante las autoridades de Costa Rica. Hacia allí apunta la decisión anunciada el 25 de enero.

¿Qué pasa con las visas?

Un cambio importante, para quienes están en Venezuela y deseen viajar a Costa Rica, es en relación a la solicitud de visa. Al no estar operativo el consulado en Caracas, los tramites para los venezolanos viviendo en Venezuela debían realizarse ante el consulado costarricense en Bogotá. Ahora se harán de nuevo ante el consulado tico en Caracas.

Tradicionalmente los venezolanos no necesitaban visa para ingresar como turistas a Costa Rica, eso cambio en febrero de 2022. Desde ese momento, para solicitar visa se necesita tener pasaporte vigente (en el caso de los venezolanos hasta con un día de vigencia al momento de ingresar), demostrar capacidad económica de 100 dólares al día por el tiempo de la estadía, pasaje de salida y certificado de antecedentes penales legalizado y apostillado.

Quienes tengan visas vigentes de Estados Unidos o Canadá están exonerados de solicitar visa para ingresar a Costa Rica.

Tampoco necesitarán visa para viajar a Costa Rica los venezolanos que tengan un documento de permanencia legal en cualquier categoría o residencia que permita múltiples ingresos, con vigencia mínima de tres meses, en Suiza, Inglaterra, Gales, Escocia, Irlanda del Norte, Noruega, Islandia y los países de la Unión Europea.

Finalmente, el portal de citas de la dirección de migración de Costa Rica se puede ver en este link.

Andrés Cañizález es periodista y director de Medianálisis. @infocracia

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¿De qué hablamos cuando hablamos de migración? /de-que-hablamos-cuando-hablamos-de-migracion/ Thu, 26 Jan 2023 09:50:00 +0000 /?p=222861 "El uso cotidiano y extendido de esta palabra no es sinónimo de que exista un consenso general sobre qué se entiende por migración"

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La palabra migración está en boca de funcionarios gubernamentales, expertos internacionales, académicos y periodistas. El ciudadano común, al menos en varios países de América Latina, también usa con frecuencia la palabra migración. En Venezuela, en verdad, es moneda corriente.

Sin embargo, el uso cotidiano y extendido de esta palabra no es sinónimo, necesariamente, de que exista un consenso general sobre qué se entiende por migración. Parece prevalecer la idea de que migración es un concepto que todos entienden, esto lo que arroja una aproximación bastante preliminar a la literatura académica, y por tanto pocos se detienen a discutir o analizar qué se entiende realmente por migración.

Organismos internacionales dedicados a la problemática, como es el caso de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), proveen una definición que podría considerarse operativa y afín a la misión y actividades de este organismo dependiente de Naciones Unidas (ONU).

Para la OIM, migración es “el movimiento de una persona o grupo de personas de una unidad geográfica a otra a través de fronteras administrativas o políticas”. Dado el enfoque burocrático que tiene éste, como cualquier organismo internacional, aquí el énfasis está puesto en lo administrativo.

Cierra la definición sosteniendo que esa persona o grupo de personas al desplazarse a otra unidad geográfica, “desean establecerse definitiva o temporalmente, en un lugar distinto a su lugar de origen”. Es esta una aproximación sencilla y que posiblemente requirió mucho esfuerzo para construirse a través de un consenso en el seno de la ONU.

En un repaso que hace el mexicano Roberto Herrera Carassou permite ver que no existe consenso sobre la duración como un fenómeno para definir cuando una persona se pasa una temporada en otro país o cuando pasa a ser migrante. De nuevo, la lógica administrativa considera este lapso de un año.

Una aproximación de orden académica, leyendo a Herrera Carassou, permite ver la trama compleja que existe detrás de la palabra migración. Sin que sea una lista excluyente, migración puede abordarse desde -como hemos visto- lo político-administrativo nacional o internacional, desde lo demográfico o geográfico, desde lo económico o financiero, pero también es evidente que estando seres humanos -con sus historias personales y familiares- la perspectiva psicosocial es indispensable y la mirada sociológica también, especialmente cuando hablamos de migraciones masivas.

El carácter inter y multidisciplinario que caracteriza a los fenómenos migratorios, especialmente en las sociedades complejas de la contemporaneidad, alimenta con distintos saberes y perspectivas la mirada actual sobre la migración. Muchos hablan de migración desde muy distintos lugares y enfoques, pero tal como lo han apuntado algunos autores no hay acuerdos extendidos y de uso compartido sobre qué se entiende por migración.

Si se le mira desde el punto de vista administrativo pesa, lo numérico, cuántas personas fueron del país A al país B o al C. En lo económico se evalúa el impacto que trae la migración a la nación de acogida o la perdida que significa el flujo migratorio para el país emisor. Desde la psicología se registra el impacto emocional de dejar lo suyo, lo conocido por los migrantes apostando a un lugar que promete mejores condiciones, pero que es desconocido. Y los sociólogos y demógrafos se fijan en los impactos generales, en lo macro social y poblacional, que tienen los flujos migratorios.

Al pasearse por lo que sostienen varios autores y repasar sus respectivas aproximaciones al fenómeno, Herrera Carassou caracteriza como ambigua el uso de la palabra migración en los distintos ámbitos ya mencionados. En este repaso, por ejemplo, se cuestiona al papel de la burocracia, nacionales y de organismos internacionales, en su afán de caracterizar a la migración, a efectos de sus políticas y estrategias, y ello posiblemente ha contribuido a establecer definiciones más bien arbitrarias y administrativas, por ejemplo, cuando se habla de “migrantes ilegales”.

La ausencia de una definición consensuada puede representar un riesgo para quienes se inician en el estudio de las migraciones internacionales. La primera tarea es precisamente constatar tal carencia para construir desde allí una hoja de ruta, en la que confluyan diversidad de enfoques, que alimenten con esa mirada interdisciplinaria lo que se entiende por migración.

Finalmente, la ambigüedad que rodea a la palabra migración, que no les resta un ápice de importancia como fenómeno social global, podría ser punto de arranque para revisiones de carácter documental en aras de mostrar no sólo la dificultad de tener una definición común, sino precisamente abonar en el camino de definiciones que son necesarias, tal como hemos visto en este breve repaso.

Andrés Cañizález es periodista y Director de Medianálisis. @infocracia

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¿Por qué se podrían beneficiar los países que reciben a migrantes venezolanos? /por-que-se-podrian-beneficiar-los-paises-que-reciben-a-migrantes-venezolanos/ Sun, 08 Jan 2023 10:00:00 +0000 /?p=217889 La llegada de migrantes venezolanos ha significado inversiones económicas cuantiosas. Pero a mediano plazo las cosas podrían ser diferentes

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La llegada masiva y desordenada de migrantes venezolanos, especialmente a los países de América del Sur, ha significado inversiones económicas cuantiosas para esas sociedades. Eso es lo que ocurre en lo inmediato, a mediano plazo las cosas podrían ser diferentes.

Un reciente estudio del Fondo Monetario Internacional (FMI) ofrece un punto de vista distinto, no se enfoca solo en los costos, sino en las oportunidades económicas. Los migrantes venezolanos al ingresar representan costos -sin duda- para los países de acogida, pero si estas naciones optan por integrarlos social y laboralmente a la vuelta de pocos años crecería la economía. No es una solución mágica, la clave está en la educación.

Los migrantes venezolanos que se quedan en Colombia o quienes se establecen en Ecuador, Chile o Perú, por lo general tienen mayores niveles educativos que los habitantes del entorno que les recibe.

Ciertamente ya no emigran de Venezuela solamente profesionales o personal calificado laboralmente, como ocurrió en la primera oleada de la migración masiva hace ya 8 años. Sin embargo, aún en los casos de venezolanos de sectores populares que emigran y se insertan igualmente en barriadas de otros países de acogida, por lo general tienen un nivel educativo mayor.

José Luis es el nombre ficticio de un joven venezolano que emigró hace 5 años. Estudió en entidades públicas, donde cursó tanto primaria como bachillerato. En Venezuela, antes de irse, como hobby aprendió a cortar pelo y hacía de barbero para amigos y familiares. Logró ingresar a la universidad, pero esto coincidió con la crisis generalizada del sector universitario y apenas pudo completar un semestre.

Junto a unos amigos de su barrio, en el occidente venezolano, decidieron emigrar, pero buscaron un lugar menos concurrido que el paso por San Antonio del Táchira. Cruzaron por Guasdualito, en Apure, para llegar a Arauca, y desde allí se internaron otras dos horas de viaje por carretera para quedarse en un pequeño pueblo de los llanos colombianos.

Dedicado hace ya varios años a la barbería como modo de vida, José Luis es la persona que tiene el mayor nivel educativo entre sus pares en esa localidad colombiana. Su caso no es único. Precisamente es lo que ha detectado el FMI en su estudio, en el cual advierte a los gobiernos que vean las capacidades y formación que llevan los migrantes venezolanos, aún de sectores populares.

El FMI estima que si los migrantes venezolanos son acogidos de forma legal, integrados a los servicios de salud y con facilidades para validar sus estudios universitarios u oficios calificados, a la vuelta de 7 años -en 2030- la migración de Venezuela en Sudamérica podría hacer crecer en 4,5% el Producto Interno Bruto de los países que les reciben.

El organismo financiero, con sede en Washington, hace suyas las cifras de las agencias de Naciones Unidas que ubicaban en algo más de 7 millones de personas a la migración venezolana, en octubre de 2022. El éxodo masivo, según coinciden las entidades internaciones, comenzó en 2015. Aunque sin duda hay casos de connotación política, por persecución o violaciones a derechos civiles, el grueso de quienes se van lo hacen empujados por el colapso económico que se registró en Venezuela, con la consiguiente crisis humanitaria compleja.

La pandemia de la COVID-19, que generó tanto el cierre de fronteras, como la contracción económica (y por tanto menos chances de empleo en los países destino de los migrantes), ralentizó la salida masiva de venezolanos.

Una vez superadas las restricciones impuestas por la pandemia se registra -y el FMI también lo ha percibido- un repunte de la migración de venezolanos.

“La migración venezolana se ha reactivado y se espera que se mantendrá en los próximos años, a un ritmo sin embargo menor”, sostiene el informe del FMI que puede leerse en este link. De acuerdo con el organismo, “el número de migrantes venezolanos alcanzará los 8,4 millones en 2025, lo cual representa más del 25% de la población del país en 2015”.

Andrés Cañizález es periodista y Director de Medianálisis. @infocracia

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Los médicos venezolanos, otro recurso humano que emigró masivamente /los-medicos-venezolanos-otro-recurso-humano-que-emigro-masivamente/ Tue, 20 Dec 2022 10:01:00 +0000 /?p=213982 "Esta es la otra cara, los médicos venezolanos atendiendo a connacionales en otros países", escribe el autor

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Como en muchos otros ámbitos de la vida nacional, no existen cifras confiables sobre el volumen total de médicos que emigró de Venezuela, especialmente a partir de 2015, cuando se hizo masiva la salida de venezolanos.

La Federación Médica Venezolana sostiene que 50.000 médicos han salido del país. Pero siendo francos no hay manera de saber si esa cifra muestra una fotografía real. Por su parte, la ONG Médicos Unidos de Venezuela estimaba el éxodo en 32.000 el año pasado.

Sin embargo, seguramente cada uno de nosotros tiene historias directas de médicos de confianza que salieron el país. En mi caso tuve la experiencia de quedarme sin urólogo, diría que de cabecera, en 2019. Poco después logré hacer buenas migas con otro especialista y luego éste también se fue del país. El primero salió a Colombia, el segundo a Chile.

En una reciente reunión de análisis, en la que participé, se discutía sobre el hueco generacional que se registra en el sector salud. En el país permanece un grupo etario de adultos mayores, mientras que el grueso de la emigración ha estado formada por galenos en edad mediana con especializaciones y años de experiencia.

Venezuela perdió un capital humano de envergadura en el sector salud. La formación mínima de un médico en el país está en 7 años, y la medicina sólo se puede estudiar en universidades públicas. Ha sido el país, todos nosotros, quienes hemos sufragado la formación de médicos.

En algún momento, las noticias de que los concursos para especialidades médicas estaban completamente vacíos daban cuenta de que también se estaban yendo del país los recién graduados.

Este año hemos visto noticias, aún tímidas por el número de postgrados abiertos, de que se ha reactivado la formación de cuarto nivel para los médicos. En sí es una buena noticia. Migratoriamente también nos dice que hay recién graduados que apostarán a seguir formándose en el país. La sociedad venezolana tiene el desafío de captar a ese recurso humano especializado.

Decíamos que no tenemos certeza de si efectivamente se han ido 50.000 médicos del país, pero eso no significa que no ha ocurrido un grave éxodo de profesionales de la salud.

El Servicio de Jesuitas a Migrantes en Chile nos ofrece este dato, a partir de cifras oficiales. En el registro de profesionales de la salud de ese país figuraban hasta 2021 casi 5.000 venezolanos, ligeramente por debajo de colombianos.

El pico de médicos venezolanos llegando a Chile y haciendo los trámites para ejercer legalmente tuvo lugar entre 2018 y 2019, justamente el período en el cual viví de cerca la migración de dos profesionales con los que me trataba.

En Chile, seis de cada diez venezolanos se han registrado como médicos cirujanos. Tuvimos conocimiento de varios casos de médicos que en el contexto de la pandemia por la COVID-19 se aceleró su proceso de ingreso y la posibilidad de realizar especializaciones en hospitales de lugares distantes, dentro de territorio chileno.

En Argentina, entretanto, a mediados del año pasado se estimaba que unos 2.000 profesionales venezolana estaban allí ejerciendo, igualmente destinados a zonas rurales o lugares apartados, principalmente.

En otros países, es el caso de Perú, el camino hacia la colegiación para poder ejercer profesionalmente la han sorteado muy pocos venezolanos. Otros países, en años recientes, como Panamá, decidieron abrir por concurso internacional puestos en su sistema de salud, pero no hay cifras oficiales aún sobre las nacionalidades.

En España, entre tanto, pese al complicado camino burocrático, alrededor de 2.000 médicos venezolanos ejercen, y según medios de prensa más de 1.000 estaban en trámites.

Hace tres años, mientras estaba por algún tiempo residiendo en las afueras de Madrid, me tocó ir al médico en dos ocasiones. A través de un sistema privado de salud, en esas dos ocasiones -y por azar- me tocaron médicos venezolanos. Esta es la otra cara, los médicos venezolanos atendiendo a connacionales en otros países.

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Profesores migrantes, la Venezuela que se queda sin referentes universitarios /profesores-migrantes-la-venezuela-que-se-queda-sin-referentes-universitarios/ Fri, 02 Dec 2022 04:30:00 +0000 /?p=209959 La migración de venezolanos tiene sin duda múltiples aristas. Entre ellas, la de los profesores universitarios

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La migración de venezolanos, que comienza a registrarse como fenómeno masivo a partir de 2015, tiene sin duda múltiples aristas. Dado el enorme flujo de personas que salieron y siguen saliendo del país, esto traerá secuelas poblacionales que a su vez afectan ahora y afectarán en el largo plazo ámbitos muy específicos, de la vida nacional, como los servicios de salud o la educación.

Una de estas aristas que resulta más preocupante tiene que ver con la pérdida del profesorado universitario. Junto a la crisis humanitaria extendida, el propio sector universitario de Venezuela vivió una crisis en diversas olas, pasando desde las presiones políticas en contra de la elección autónoma de autoridades, hasta la reducción al mínimo del presupuesto de las universidades públicas, llevando a lo que podríamos denominar asfixia institucional.

Para mostrar estampas de esta arista usaré cifras y citas del artículo académico firmado por Audy Salcedo y Ramón Uzcátegui, que fue publicado el año pasado en la revista Vivat Academia bajo el título “Docentes universitarios migrantes: una mirada cuantitativa a un problema cualitativo”.

Coincidimos, a grandes rasgos, con la definición macro que ofrecen estos autores en relación a la crisis migratoria que vive el país: “Venezuela es un caso de migración forzada, la situación a la que ha sido sometida la población producto de la acción gubernamental ha hecho que millones de personas hayan tenido que desplazarse de sus hogares hacia otros países. La pérdida de calidad de vida, la disolución institucional y la violación sistemática de los derechos humanos condiciona las razones por las cuales muchos venezolanos salen del país”.

Incluso antes de que se hiciera notable la migración masiva de venezolanos, que la reciente Encuesta de Condiciones de Vida de la Universidad Católica Andrés Bello ubica, sin duda, en 2015, ya existía un silencioso éxodo de profesores universitarios, especialmente los de mayor calificación académica. Ha ocurrido un vaciamiento no sólo humano sino intelectual de las casas de estudio superiores en Venezuela.

Como lo reseñan Salcedo y Uzcátegui, en 2014 ya comienza a percibirse con fuerza un movimiento migratorio del sector universitario. El directivo de la Asociación de Profesores de la Universidad Central de Venezuela (UCV), Gregorio Alfonzo, cuantificó 834 renuncias entre 2008 hasta 2011. Para 2014 se estimaban 220 renuncias, sólo en la UCV. La mayoría de quienes renunciaban lo hacían para irse del país.

A mediados de este año un reporte del Observatorio Venezolano de Universidades (OBU), mostró una tabla comparativa sobre los salarios entre profesores universitarios de América Latina. Venezuela tenía los sueldos más bajos de toda la región, con el equivalente (en ese momento) a 100 dólares mensuales, para un profesor titular, el rango académico más alto. Por encima estaban Cuba con 123 dólares al mes y Haití con 174.

Muchísimos profesores venezolanos salieron a Colombia, Ecuador, Chile, México. La diáspora académica se extiende también a Estados Unidos y España, entre otros tantos destinos. No había que sacar muchas cuentas.

Los venezolanos, como ha ocurrido con otros tantos flujos migratorios masivos, se encuentran con esta dura realidad: Las altas calificaciones que portan refugiados, desplazados y migrantes no son inmediatamente percibidas, reconocidas o convalidadas en el país receptor. La inserción y desarrollo profesional del grupo humano que conforma la migración puede verse limitada por barreras legales, idiomáticas, culturales y de certificación.

Aunque destaca como tendencia la migración de jóvenes, en el caso de profesores universitarios, con datos recabados en un sondeo realizado por Salcedo y Uzcátegui, casi la mitad de los docentes venezolanos que habían emigrado se encontraban entre los 46 y 65 años.

Diversos estudios han demostrado que justamente esta etapa etaria es central en el campo universitario, ya que la labor de profesores e investigadores universitarios se acrecienta con el paso del tiempo y, justamente una persona que realiza trabajo intelectual podría estar en su mejor momento en torno a los 60 años.

Es una dura realidad reconocer que será irreparable para el país haber perdido este capital intelectual, formado en no pocos casos con postgrados y años de experiencia universitaria. El trabajo académico al que hemos hecho referencia en este texto se puede leer haciendo clic en este link.

No hay cifras globales sobre a cuánto asciende la migración del profesorado universitario en Venezuela. Pero OBU sí ofrece un dato que resulta revelador de la magnitud de lo que enfrentamos como sociedad: en una encuesta nacional aplicada a estudiantes universitarios en este 2022, un 39% tiene como plan de vida emigrar apenas concluya sus estudios universitarios en Venezuela.

Hacer del país un espacio en el cual los jóvenes deseen permanecer y desarrollarse profesionalmente es todo un desafío para nosotros, para todos, como sociedad.

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José Virtuoso: una despedida sin democracia /jose-virtuoso-una-despedida-sin-democracia/ Fri, 21 Oct 2022 10:20:00 +0000 /?p=198546 "José Virtuoso nació el 17 de septiembre de 1959, en un tiempo febril cuando en Venezuela se recuperaba la democracia"

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No recuerdo con exactitud cuándo conversé por primera vez con José Virtuoso (1959-2022), pero sí recuerdo el momento en que le pedí que fuese una fuente, como se dice en el argot periodístico, para unas entrevistas diarias, antes de las 7:00 am, que realizaba a fines de los 1980 junto a Carlos Correa por la histórica señal 1390 AM de Radio Fe y Alegría.

Debió ser 1987. Ya Joseíto, como le decían todos y como pasé a decirle yo también, había regresado a Caracas, a Catia, tras obtener su licenciatura en Ciencias Políticas en Maracaibo.

Por aquella época, Carlos y yo buscábamos tener entrevistas con jesuitas para el análisis social y político. Era nuestra forma de buscar legitimarnos dentro de la radio. Nos veían como los muchachos y queríamos demostrar que estábamos ya fogueados como periodistas, a pesar de que aún no nos habíamos graduado.

Dado que con mucha frecuencia habíamos entrevistado a Arturo Sosa, que apareciera otro jesuita con herramientas de análisis político, nos vino como anillo al dedo.

Así pasaron los años. Con Virtuoso en diversas ocasiones me encontraba y conversábamos. Nuestra amistad se fraguó, sin embargo, en el período 2000-2008, cuando estuve bajo su dirección en el Centro Gumilla y en la revista SIC, y cada martes -religiosamente- nos encontrábamos. En los años álgidos de la polarización coincidimos en instancias que buscaban el acercamiento y el reconocimiento del otro.

La cotidianeidad en el Gumilla, el interés en los temas políticos, una aproximación no militante a lo político, generó mucha empatía. Nos dolía el país y creíamos que la palabra, el análisis y el encuentro podían ser antídotos ante una democracia que ya mostraba signos inequívocos de su agotamiento.

Una imagen que evoco de aquel tiempo es ver a Joseíto tirado en el piso -literalmente- de mi recién comprado apartamento en el centro de Caracas, cuando aún había escasos muebles, cerveza en una mano y un cigarrillo (el cigarrillo perenne). Habíamos hecho un open house vespertino. Se levantó y dijo que se tenía que ir. «Hoy es mi cumpleaños», esa fue toda su explicación. Era un 17 de septiembre y ya nunca más lo olvidé, pasamos algunos años sin conversar con frecuencia, pero siempre lo felicitaba ese día.

Este año, ese día, me confirmó que estaba enfermo, pero no quiso pronunciar la palabra cáncer. Recién la semana pasada nos escribimos por WhatsApp y me aseguró que estaba haciendo todo lo posible por recuperar su salud.

Hicimos planes para que asistiera a la presentación de mi nuevo libro La democracia desmantelada, que hemos programado para fines de noviembre en el marco de la feria del libro de la UCAB, una de sus grandes iniciativas por conectar a la universidad con la ciudad y en particular con el oeste de Caracas. Me quedó su promesa de que lo iba a leer.

Escribo poco después de saber de su muerte. Sabíamos de su enfermedad, pero no de lo grave de su condición.

Me vienen recuerdos diversos de los últimos años. Fue él quien bendijo mi matrimonio con Elsa, en 2008, en una ceremonia civil, pero totalmente consagrada por la Compañía de Jesús: seis amigos jesuitas estuvieron allí y José nos dio una bendición, corta pero sentida.

Vino luego su designación como rector de la Universidad Católica Andrés Bello. Como signo de las presiones a la que comenzó a verse sometido, por tan alto cargo, recuerdo claramente que casi que de inmediato empezó a padecer de la tensión alta. Aquello no le hizo revisar lo que eran sus hábitos, fumar y tomar café. En Gumilla, recuerdo, hacíamos chistes sobre las reuniones en su oficina, aquello parecía envuelto por la neblina digna de Londres.

José fue compañero de ruta en el proceso de despedirme de mi madre, una vez que supe que ella tenía cáncer y le quedaba poco tiempo de vida. A su manera, porque esa espiritualidad ignaciana la traducía en acciones, encontró la forma de darme un soporte económico extra para hacer frente a los gastos médicos y de atención que sobrepasaban la cobertura del seguro médico.

Cuando tomé la decisión personal de mudarme a Barquisimeto, y estaba en una encrucijada porque no quería separarme de la UCAB, me dijo una frase que tuve presente por muchos años: «Donde tú estés, Andrés, tú eres la universidad».

Por razones obvias, siendo yo profesor de la UCAB, me dirigí a él en todas las reuniones como rector. En las conversaciones privadas, que cada tanto sosteníamos, volvía a ser Joseíto.

Si había algo administrativo de la universidad, entre ambos, lo despachaba rápido con una pregunta: «¿Cómo estás viendo la vaina?». En ese instante, sabía yo que habíamos pasado a lo que le apasionaba, la vida política y democrática de Venezuela.

Francisco José Virtuoso nació el 17 de septiembre de 1959, en un tiempo febril cuando en Venezuela se recuperaba la democracia. Su preocupación central, como intelectual, académico y hombre de fe, fue justamente el país y su devenir político y social. Murió este 20 de octubre de 2022 y partió sin poder presenciar algo que tanto le desveló, la recuperación democrática de Venezuela.

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