La entrada Ética y política se publicó primero en Radio Fe y Alegría Noticias.
]]>Esto nos exige a los educadores populares que buscamos transformar la realidad, emprender un profundo proceso crítico y autocrítico pues muchas de estas experiencias pretendidamente progresistas e incluso liberadoras, asumieron el discurso de la Educación Liberadora, discurso que quedó en mero discurso, pues las prácticas emprendidas han ido con frecuencia en dirección opuesta. Por ello, la fidelidad a los pobres y excluidos nos obliga a analizar críticamente los discursos que no son coherentes con las formas y estilos de vida, las promesas que no logran soluciones, y la propuesta de ayudar a los pobres a salir de la pobreza que nos ha hecho más pobres a las mayorías.
Necesitamos volver a recuperar la política como compromiso por el bien común y por la defensa de los derechos humanos y de la naturaleza. No entiendo cómo todavía quedan personas de buena voluntad que, obnubiladas por el discurso anticapitalista y antiimperialista, no terminan de caer en la cuenta de que muchos de los comportamientos de estas supuestas izquierdas, y la gran mayoría de sus acciones, contradicen radicalmente lo que proponen y prometen en los discursos.Por ello, debemos criticar y denunciar toda práctica, sea de derecha o de izquierda, categorías que cada día tienen menos sentido, violatoria de los derechos humanos y que busca acumular poder en vez de usarlo para resolver problemas…
Al palpar las gravísimas incoherencias entre palabras y vida, entre promesas y logros, hemos entendido con creciente claridad que el fin no justifica los medios y que ciertos medios niegan de frente los fines e imposibilitan su logro. Esto requiere repensar y construir nuevas formas de hacer política, lo que nos exige a los educadores populares pensar con rigor cómo construir una radicalización de la democracia como condición de futuro para los sectores populares, democracia sustantiva, que defienda y promueva la defensa y vivencia de los derechos y deberes humanos como condición para la sana convivencia. Esto exige, entre otras cosas, sobre todo en el actual contexto de Venezuela, defensa del derecho a la educación de calidad para todos, combatiendo tanto la mentalidad que quiere convertir la educación en una mercancía, como el desinterés del Estado que no asume su responsabilidad de garantizar a todos y todas educación de calidad, como requisito para ejercer una ciudadanía activa y responsable…
Posiblemente, una reflexión profunda sobre el poder y el modo de ejercerlo, arrojará luces para no tolerar conductas antiéticas y profundamente represivas y nos irá aclarando sobre la necesidad de reconstruir la política como búsqueda y sobre todo construcción del bien común lo que va a exigir un fuerte liderazgo de servicio. El liderazgo de servicio parte de una opción de vida, donde lo importante es servir, no mandar o alcanzar o tener poder. Para el líder de servicio, el poder no se entiende como un privilegio sino como una oportunidad para ayudar a mejorar las vidas de los demás.
Antonio Pérez Esclarín es educador y Doctor en filosofía. @pesclarin
Las opiniones expresadas en la sección Red de Opinadores son responsabilidad absoluta de sus autores
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]]>La entrada Elogio del silencio se publicó primero en Radio Fe y Alegría Noticias.
]]>El silencio es la cuna de la palabra auténtica. La palabra que nace del silencio es una palabra sólida y firme. Sin silencio, sin reflexión, las palabras se convierten en cháchara hueca, en retórica vacía. Por no saber habitar el silencio, nos volvemos tan superficiales, nos dejamos conducir por charlatanes, propagandas, opinadores sin profundidad ni alma; y nuestras palabras, con demasiada frecuencia, son falsas o expresión de emociones nocivas como la envidia, la ira.
El silencio es el fruto de la soledad fecunda. El silencio es la mejor palabra del encuentro, el sonido más dulce, la canción del alma, la voz del corazón. El silencio es el diálogo del enamorado, el clima de la unión. Los que se aman de verdad, no necesitan de palabras para expresar su amor. Están al lado del otro, sintiendo sus latidos, amándose con la mirada. Las mamás pasan horas en silencio, embelleciendo a sus hijitos con su mirada tierna y los enamorados saben bien que los ojos acarician mejor que las manos y que hay miradas silenciosas que valen mucho más que largas declaraciones. En consecuencia, necesitamos todos aprender a estar en silencio para así poder escuchar las voces de nuestro corazón. Necesitamos fortalecernos en el silencio y la meditación para salir con más fuerza a servir a los hermanos.
El silencio crea hombres y mujeres para la escucha. La persona silenciosa es una persona que crece hacia dentro, que se adentra en lo profundo. Pero aturdidos de ruidos, informaciones, rumores y bulos, nos cuesta mucho abrirnos al silencio. Nos cuesta demasiado acallar los ruidos externos y, sobre todo, los ruidos internos, los ruidos de esa mente agobiada por preocupaciones, miedos, pensamientos, y de ese corazón que vive agitado, ansioso, distraído, incapaz de centrarse en sí mismo. Levantarse equivale a sumergirse en un mundo de ruidos, noticias, washaps, twiters, mensajes, chateos…
En un mundo que nos invade con ruidos, noticias e informaciones, y en el que las palabras valen muy poco o se usan para engañar, ofender o separar, necesitamos todos una larga cura de silencio para devolverle a la palabra su valor y su dignidad y poder comunicarnos. Comunicarse es abrir el alma. Con frecuencia, hablamos y hablamos, pero no nos comunicados. Hablamos y las palabras son trampas con las que nos ocultamos. Palabras devaluadas, como moneada gastada, sin valor. Palabras, montones de palabras sin alma, sin verdad. Dichas sin el menor respeto a uno mismo y al otro, para atrapar, para seducir, para engañar, para manipular. Por eso palabras tan graves y serias como “lo juro”, “prometo”, “te amo”, “cuenta conmigo”…encierran con frecuencia la mentira, la traición, el abandono.
Antonio Pérez Esclarín es educador y Doctor en filosofía. @pesclarin
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]]>La entrada Solidaridad e insensibilidad se publicó primero en Radio Fe y Alegría Noticias.
]]>Admiramos el valor y entrega de voluntarios de varios países dispuestos a arriesgar sus vidas para salvar a otros. Nos admiramos al ver cómo el rescate de una persona era suficiente para dar por bueno el duro trabajo. Más todavía cuando los salvados bajo los escombros eran niños, cuya foto nos emocionaba y hacía brotar las lágrimas.
Pero al mismo tiempo, por las rutas de Europa y Asia se sigue transportando hacia Ucrania todo tipo de armas letales en una guerra que lleva más de un año, ha aniquilado más vidas que el propio terremoto, ha devastado territorios, y por supuesto, engorda los bolsillos de los fabricantes y vendedores de armas. El gasto militar en el mundo, según la ONU, asciende a más de un billón de dólares, un millón de millones, (1.000.000.000.000). La fabricación de armas es la industria más próspera a nivel mundial, y como las armas hay que venderlas y usarlas, se promueven guerras y se fomenta la carrera armamentista.
Hay una evidente desproporción entre la emoción y los medios suscitados para salvar vidas en un terremoto, y el envío de instrumentos de muerte para resolver este conflicto humano.
Pero todavía me parece más ilógica, la falta de solidaridad con las numerosas víctimas, muchas de ellas niños y niñas, que mueren cada día por el hambre y la miseria. Para frenar este flagelo, que causa muchísimas más víctimas que todos los terremotos y maremotos, la humanidad no se moviliza y más bien vive de espaldas a esta realidad ignominiosa, y fácilmente derrotable si hubiera sensibilidad y respeto a las vidas de todos.
Hoy estamos en el mundo unos ocho mil millones de personas, y según datos dela ONU, la humanidad está en capacidad de alimentar a unos 12.000 millones. Sin embargo, siguen muriendo no ante nuestros ojos pues el hambre no es noticia, como sí lo son los terremotos y los grandes cataclismos, para los medios de comunicación, que deciden qué es noticioso y qué no. Nuestro mundo es tan absurdo que, con lo que se gasta en armas en 10 días, se podría proteger a todos los niños del mundo.
Hay dinero y mucho dinero para matarnos y destruir la vida humana y natural, pero no hay dinero para proteger las vidas de los pobres y de los más vulnerables. Y no hay dinero porque la humanidad ha perdido la sensibilidad social. Jean Ziewgler, exrelator especial dela ONU para el Derecho a la alimentación no vacila en catalogar el actual orden mundial como asesino y absurdo: “El orden mundial no es sólo asesino, sino absurdo, pues mata sin necesidad. Hoy ya no existen las fatalidades. Un niño que muere de hambre hoy, muere asesinado”.
El pasado 22 de febrero, Miércoles de Ceniza e inicio de la Cuaresma, el Papa Francisco hizo un llamado para combatir el hambre con acciones concretas y reiteró la necesidad de encontrar una solución pacífica al conflicto bélico entre Rusia y Ucrania, y a todas las diversas guerras en el mundo, ocultadas por los grandes medios de comunicación porque no ponen en peligro los intereses de sus países. Ojalá que en esta cuaresma y en la próxima Semana Santa, cultivemos la genuina solidaridad orientada a impedir que sigan muriendo vidas inocentes.
Antonio Pérez Esclarín es educador y Doctor en filosofía. @pesclarin
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]]>La entrada Vivir la cuaresma se publicó primero en Radio Fe y Alegría Noticias.
]]>La reconciliación en Venezuela va a exigir crítica y autocrítica sinceras para reconocer los errores y emprender las rectificaciones necesarias que, dada la profundidad de nuestra crisis, necesariamente tienen que ser duras y dolorosas, lo que va a implicar grandes sacrificios y espíritu servicial y generoso. Por ello, la Cuaresma nos invita a emprender con valor el camino difícil de trabajar con empeño, constancia y generosidad hasta lograr la Resurrección de Venezuela como país próspero y en paz, donde todos podamos vivir con dignidad, y nos tratemos y respetemos como conciudadanos. Pero la resurrección implica aceptar la destrucción y muerte de Venezuela y combatir todo aquello que las sigue ocasionando.
Para caminar con pasos firmes en esta Cuaresma hacia la resurrección y la vida, debemos deshacernos del peso del rencor acumulado que nos oprime el corazón y no nos permite la paz, la alegría y el encuentro. Por ello, y aunque resulte muy difícil, debemos disponernos a perdonar. El espíritu del perdón rompe el círculo diabólico de la revancha y nos permite a los humanos, siempre heridos e hirientes, una sana convivencia. Perdonar es la única forma de ser libres pues destruye las cadenas de la rabia, y el ansia de venganza que envilecen y destruyen.
En palabras de Mark Twain, “el perdón es la fragancia que suelta la violeta cuando se levanta el zapato que la aplastó”. Perdonar no es olvidar, es recordar sin amargura, renunciar a la venganza. Es un acto de liberación. Al perdonar, en cierto modo, dejamos de sufrir. Nos libramos del dolor y libramos al que nos ofendió de la capacidad de seguirnos haciendo daño. Perdonar es sanar la herida y recuperar la paz interior. Si no perdonamos, siempre que recordemos la ofensa que nos hicieron volveremos a sufrir. Guardar rencor es como si uno tomara un veneno y esperara que otro se muriera.
Perdonar no es minimizar los hechos diciendo que no importan; el perdón no es un salvoconducto para obrar mal, ni significa que lo mal hecho no tiene importancia. Perdonar es salir de la cadena de la violencia, inventarse una nueva relación con las personas que han causado o causan daño, lo que significa tratar de impedir que sigan haciéndolo. No es tampoco renunciar a la justicia.
El perdón y la justicia deben andar siempre juntos. Si los corruptos son perdonados sin más, si los que abusan y ofenden son perdonados sin más, si los asesinos, violadores y torturadores son perdonados sin más…, la sociedad canoniza a sus destructores.
Por ello, el perdón impulsa a oponerse con vigor a la injusticia, y a luchar con todas las fuerzas contra conductas y políticas económicas, sociales y culturales que causan miseria, sufrimiento y muerte. Por ello, el perdón no es un acto de debilidad, sino de gran valentía, pues supone derrotar en uno mismo las fuerzas de la agresividad y la venganza.
Antonio Pérez Esclarín es educador y Doctor en filosofía. @pesclarin
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]]>La entrada La educación como bien público se publicó primero en Radio Fe y Alegría Noticias.
]]>Nos construimos como personas con los otros, y según la perspectiva cristiana acuñada en esa bellísima expresión jesuítica, nos realizamos en el servicio, siendo hombres y mujeres para los demás. La educación es un derecho del que todos deben disfrutar en igualdad de condiciones. En consecuencia, el derecho a la educación implica derecho no a cualquier educación, sino a una educación de calidad. Cuando un bien público existe de igual manera para todos en calidad y oportunidades, se posibilita la equidad, la justicia y la solidaridad, lo que contribuye a fortalecer la convivencia y el pacto social. Pero si un bien público se ofrece de manera desigual, se convierte en fuente de inequidad.
Hoy debemos reconocer con dolor que en Venezuela, la educación es un bien público negado, en la práctica, a numerosos niños, niñas y jóvenes que están fuera del sistema educativo, o que no disfrutan de la misma calidad educativa. Una pobre educación para los pobres reproduce la pobreza y, en vez de contribuir a una sociedad fraterna y justa, agiganta las desigualdades.
Para garantizar a todos el derecho a una educación de calidad no basta con proclamar que es gratuita y obligatoria, y mantener unas condiciones económicas y sociales que impiden su realización. En consecuencia, el logro de este derecho debe asegurar que los más pobres gocen de condiciones de vida dignas en alimentación, salud, vivienda, conectividad, que permitan a todos adquirir los aprendizajes esenciales y las actitudes para seguir aprendiendo a lo largo de toda la vida.
Por ello, la lucha por el derecho a una educación de calidad para todos implica no sólo garantizar más presupuesto, sino también más presupuesto para mejorar las condiciones de vida de la población.
Por supuesto, esta educación de calidad para todos exige como requisito indispensable y condición irrenunciable que los educadores gocen de un salario que les permita vivir con dignidad, realizar su tarea con entusiasmo y seguirse formando. Con sueldos miserables no tendremos educación o sólo tendremos educación miserable.
Si la educación de calidad es un derecho, es también un deber humano fundamental. Todos somos corresponsables y debemos colaborar para que este derecho se cumpla. Si estamos convencidos de que la educación de calidad para todos es exigencia para la dignidad y libertad de las personas, clave de la democracia política, del crecimiento económico y de la equidad social, debería ocupar el primer lugar entre las preocupaciones públicas y los esfuerzos nacionales.
De ahí, la necesidad de asumir la educación de calidad como tarea de todos, como proyecto nacional objeto de consensos sociales amplios y duraderos. Este es el clamor de Fe y Alegría que está convocando al Estado y a todos los sectores de la sociedad a una alianza que nos devuelva la confianza y la esperanza y ponga cimientos sólidos para una sana convivencia y posibilite vida digna a todos.
Antonio Pérez Esclarín es educador y Doctor en filosofía. @pesclarin
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]]>La entrada Pararse a reflexionar se publicó primero en Radio Fe y Alegría Noticias.
]]>Hay un bello cuento africano que nos advierte del peligro de que las prisas y aspiraciones, el frenesí con el que asumimos nuestras tareas, nos vayan alejando de nosotros mismos y perdamos el rumbo:
“Hace mucho tiempo, un expedicionario se aventuró en los territorios más inhóspitos de África. Solo le acompañaban sus porteadores. Todos llevaban un machete para abrirse paso entre la espesa vegetación. Tenían un único objetivo: avanzar rápidamente a cualquier precio.
Si encontraban un río, lo cruzaban en el menor tiempo posible. Si se interponía una colina, apretaban el paso para no perder ni un minuto. Sin embargo, de repente los porteadores se detuvieron en seco.
El expedicionario se sorprendió puesto que solo llevaban unas cuantas horas de marcha, y les preguntó:
– ¿Por qué se han parado? ¿Acaso ya están cansados? Apenas llevamos unas horas de camino.
Uno de los porteadores lo miró y le respondió:
– No estamos cansados. Simplemente hemos avanzado demasiado rápido y por eso hemos dejado nuestra alma atrás. Ahora tenemos que esperarla hasta que nos alcance de nuevo”.
Este precioso cuento nos habla de la necesidad de hacer un alto en el camino para conectar con nosotros mismos y no permitir que la prisa y el agite con que vivimos hagan que nos desconectemos de nuestro “yo”, que perdamos la perspectiva y nos olvidemos de nuestra interioridad. La sociedad moderna ha apostado por “lo exterior”, y ha olvidado la interioridad. Todo nos invita a vivir desde fuera. Todo nos presiona para movernos con prisa, sin apenas detenernos. Para ser humana, a nuestra vida le falta una dimensión esencial: la interioridad. Es necesario aprender a conocer el mundo; pero también dentro de cada uno hay un mundo interior que descubrir.
El enorme desarrollo tecnocientífico no se está traduciendo en desarrollo humano. Los seres humanos hemos sido capaces de explorar el espacio, descender a las profundidades de la tierra y de los océanos, pero somos cada vez más incapaces de entrar en nuestro interior. Llenos de ruidos y prisas, nos resulta imposible estar a solas con nosotros mismos y escuchar las voces de nuestro corazón.
Necesitamos volver a nosotros mismos, desarrollar la conciencia, trabajar por el desarrollo de la interioridad, pues es en ella donde el hombre puede conocerse, amarse y plantearse el sentido de su vida. Necesitamos potenciar una mirada profunda que no se queda en la apariencia de las cosas sino que se sumerge en lo hondo y permite el análisis de lo que está sucediendo y de lo que nos está sucediendo.
La interioridad es el lugar de las preguntas y los encuentros, de las dudas y las certezas. Lo propio del ser humano es hacerse preguntas esenciales y enfrentarlas con sinceridad y responsabilidad. Sócrates decía que no merecía la pena una vida sin preguntas, pero hoy la mayoría de las personas le tiene pavor a enfrentar el misterio de la existencia y asumir la vida como pregunta: ¿quién soy? ¿Para qué vivo? ¿Cómo me imagino realizado y feliz? ¿En qué debo cambiar y mejorar?
La interioridad supone recuperar el propio misterio humano, el asombro de la existencia. No es aislamiento, sino el viaje hacia uno mismo para salir de sí mismo al encuentro fecundo con los demás.
Antonio Pérez Esclarín es educador y Doctor en filosofía. @pesclarin
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]]>La entrada Recuperar la democracia se publicó primero en Radio Fe y Alegría Noticias.
]]>La democracia debe garantizar los derechos fundamentales de todos; implica igualdad de oportunidades en seguridad, educación, vivienda, salud, y capacidad de pensar y expresarse con libertad y sin miedo. Hoy, es triste ver cómo se siguen utilizando las amenazas, la manipulación y la miseria del pueblo para mantenerse en el poder. El pueblo y sus necesidades no importan: importa el poder. Pero el poder, sobre todo el poder absoluto, produce soberbia y miopía: Lo que debería ser medio, se convierte en fin: mantenerse en el poder.
Todas las encuestas coinciden en afirmar que el Gobierno es rechazado por una gran mayoría y que se mantiene por el apoyo del Alto Mando Militar, que han impuesto su mentalidad. Los militares son formados para dar órdenes y obedecer. En su estructura piramidal, los de arriba mandan y los de abajo obedecen. La crítica a las órdenes se considera una falta de disciplina o un delito. De ahí que el mundo militar privilegia la obediencia y resulta peligroso pensar con la cabeza. Los militares son formados para ver la realidad de un modo maniqueo: héroes o traidores, patriotas o apátridas, revolucionarios o agentes del imperio. En los enfrentamientos, no hay oponentes, sólo enemigos que hay derrotar. Todo, (recursos, planes, métodos), se orienta a ganar la batalla o la guerra (no en vano la palabra estrategia en su origen griego, significa “el arte de ganar la guerra”) y para lograr tal fin todo está permitido. El fin justifica los medios. De ahí que suele decirse que la primera víctima en todas las guerras suele ser la verdad y los vencedores reescriben la historia a su conveniencia.
Cuando la democracia es penetrada por la cultura militar, languidece y muere. Para esta cultura, que sólo sabe mandar, hay que acaparar todo el poder, haciendo que el legislativo, el judicial, el electoral, refrenden lo que ordena el ejecutivo. Los cargos se otorgan a personas que obedecen fielmente las órdenes. Atreverse a objetar, equivale a caer en desgracia y perder el cargo. Por supuesto, los oponentes se convierten en enemigos y toda la estrategia se orienta a ganar elecciones, o a impedirlas si se vislumbra que los resultados no les van a ser favorables. El lenguaje democrático es penetrado por una retórica épica que habla de batallas y derrotas, patrullas, emboscadas, primeras combatientes, guerra económica, y se recuerdan las gestas heroicas del pasado para dar a entender que los que nos gobiernan son los nuevos libertadores, hijos de los patriotas que nos trajeron la independencia y la libertad, sin importar que cada día seamos más dependientes y menos libres.
Antonio Pérez Esclarín es educador y Doctor en filosofía. @pesclarin
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]]>La entrada Salarios dignos para los Educadores se publicó primero en Radio Fe y Alegría Noticias.
]]>La defensa del derecho a la educación para todos se convierte en el deber de todos de hacerlo posible. Resulta de un gran cinismo proclamar derechos y mantener unas condiciones de vida que impiden su realización. Mientras no pasemos de los derechos a los hechos, seguiremos aturdidos por una retórica complaciente, estéril y empobrecedora.
De ahí la necesidad de apoyar a los educadores que han salido a la calle a exigir sus derechos pisoteados. Los padres deben comprender que su deber es apoyar a los maestros que gastan su vida por el bien de sus hijos.
Y una pregunta a los colectivos que salen a reprimir las marchas pacíficas de los maestros: ¿Acaso ustedes no quieren buena educación para sus hijos? Y ¿es posible buena educación con maestros frustrados, maltratados y con hambre?
Antonio Pérez Esclarín es educador y Doctor en filosofía. @pesclarin
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]]>La entrada Maestros de humanidad se publicó primero en Radio Fe y Alegría Noticias.
]]>La riqueza de un país no consiste en sus materias primas, sino en la calidad productiva y moral de sus ciudadanos. Educar es formar personas honestas y responsables y ciudadanos productivos y solidarios. Por ello, resulta preocupante que si bien la educación es un medio esencial para salir de la crisis, hoy, en Venezuela, la propia crisis está llevando al colapso de la educación, pues son muchos los docentes que se han ido, o han abandonado su profesión por considerar que el sueldo nos les alcanza para vivir con dignidad. Por otra parte, muchos alumnos no consideran ya la educación como un medio de ascenso social o para garantizarse una mejor vida, lo que ha llevado a que muchos abandonen sus estudios.
Para salir de este círculo vicioso, necesitamos hoy educadores resilientes, creativos, que no se rinden, sino que asumen las dificultades como oportunidades para inventar y recrear la educación, pues saben bien que educar es algo más sublime e importante que enseñar conocimientos y materias. Educar es cincelar corazones nobles, generosos y solidarios, dar la mano, ofrecer los ojos para que los alumnos puedan mirarse en ellos y verse comprendidos, valorados y queridos. Los educadores somos los parteros del alma; los padres dan la vida, padres y educadores juntos debemos dar sentido a esa vida, ayudar a nacer la persona posible.
Unamuno resumió con estas palabras la vida de Giner de Los Ríos, un insigne maestro: “Su vida era pensar y sentir y enseñar a pensar y sentir” para ser cada vez mejor persona y así hacer un mundo mejor. Estos siguen siendo los grandes retos de la educación hoy: Enseñar a pensar, a reconocer y controlar nuestros sentimientos y adquirir los valores esenciales. Formar la mente, el corazón y el espíritu. Enseñar la reflexión, la emoción y la compasión.
Educar es ayudar a conocerse, aceptarse y quererse para poder desarrollar a plenitud todos los talentos y realizar la misión en la vida con los demás, no contra los demás. Hoy abundan los especialistas y expertos, pero cada día escasean más las personas que se preocupan por conocerse y plantearse su misión en la vida. Proliferan los postgrados y los diplomados, pero escasean los sabios, personas capaces de adentrarse en sí mismos y asumir la existencia como misterio, como pregunta y como proyecto.
Antonio Pérez Esclarín es educador y Doctor en filosofía. @pesclarin
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]]>La entrada Alianza por la educación se publicó primero en Radio Fe y Alegría Noticias.
]]>A esto hay que añadir las lamentables condiciones en que se encuentran numerosos centros educativos y la masiva deserción de educadores, por considerar que lo que ganan no les alcanza ni para mal comer, lo que ha ocasionado que se hayan improvisado miles de educadores sin verdadera vocación, ni la debida formación. Pero no podemos conformarnos con la queja estéril ni presenciar resignados que se cierren las escuelas o que las aulas estén semi vacías.
Necesitamos pasar de la queja a la propuesta, aunar esfuerzos y voluntades con muchos otros para levantar la educación. Nuestros niños, niñas y jóvenes merecen una educación de calidad y el personal docente necesita sueldos dignos para ejercer con entusiasmo su profesión.
El presente y el futuro de Venezuela dependen de una educación de calidad para todos y para todas.
Antonio Pérez Esclarín es educador y Doctor en filosofía. @pesclarin
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